La participación ciudadana se entiende como la intervención de los ciudadanos en la esfera pública en función de intereses sociales de carácter particular.

Desde la perspectiva normativa, el término de participación ciudadana puede restringirse a aquellos casos que representan una respuesta, individual o colectiva, de la sociedad a una convocatoria realizada por parte de las autoridades gubernamentales en aquellos espacios institucionales que estas designan o crean para el efecto.

En la democracia representativa vigente, en ocasiones, una parte de la sociedad es la que detenta el poder de representación tomando decisiones de forma legítima que afectan a una mayoría. En este sentido, es conveniente combinar lógicas de representación y participación directa.

Para avanzar hacia una democracia no es suficiente con la elección regular de representantes políticos. Se deben facilitar la incidencia, la deliberación, la coproducción y la decisión de la ciudadanía sobre los asuntos que la afectan. Con la participación ciudadana se forma parte de este conjunto de decisiones políticas trascendiendo la mirada individual, para que cobre protagonismo lo colectivo.

Este derecho sería solo una proclama vacía si no se acompaña de medios que promuevan el ejercicio y remuevan los obstáculos que lo dificultan. Por eso, el Ayuntamiento de Barcelona promueve la mejora de los canales de participación para hacerlos más accesibles, abiertos y transparentes. Y, al mismo tiempo, fomenta la utilización de medios presenciales y digitales que permitan aumentar la participación y faciliten la máxima diversidad de participantes, adecuando los canales de participación a la pluralidad y complejidad de las personas que comparten una ciudad como Barcelona, y que son su riqueza. Porque la democracia se hace entre todos y todas.

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